El Universal
La consagración constitucional de la Milicia Nacional o del principio del pueblo en armas como máximo elemento de resistencia implica un cambio en la estructura militar: se suma un quinto componente en la Fuerza Armada Nacional y cambia el esquema de defensa y seguridad de la Nación, pero también genera un impacto en la vida civil. Conceptos como ciudadano-soldado o combatiente se reforzarán en la realidad.
De acuerdo a Rocío San Miguel, especialista en Derecho y Políticas Internacionales, el gobierno venezolano violaría no menos de una veintena de tratados que garantizan el "principio de la distinción" al pretender "uniformar" a buena parte de la población. Este principio prohíbe atacar o poner en riesgo a la población civil.
La presidenta de la organización Control Ciudadano para la Seguridad y Defensa explica que desde el mismo momento en que un civil recibe entrenamiento para la guerra y toma un arma, se convierte en objetivo militar y por ende pierde toda la protección consagrada en el derecho humanitario internacional para la población civil en situación de conflicto armado.
"Si lo apresan, por ejemplo, pasa a ser un prisionero de guerra", dice San Miguel, quien en un artículo sobre el tema advirtió que "la militarización del pueblo como forma burocrática de controlar al país es una peligrosa iniciativa que pretende convertir a cada uno de los nosotros, los venezolanos, en objetivo militar"
Precisa que desde el año 1956, "paradójicamente" durante el gobierno militar del general Marcos Pérez Jiménez, Venezuela se adhirió a los convenios de Ginebra de 1949 y con ello se comprometió a garantizar el "principio de distinción". "Las personas civiles tenemos derecho a no ser consideradas combatientes y por ende a ser respetadas y protegidas, a la hora de un conflicto armado sea de carácter internacional o no", alerta, para luego recordar el sueño ya confeso del presidente Chávez de lograr que todos los venezolanos "tengan un fusil para defender la Patria".
A su juicio, la creación de la Milicia, vía reforma de la Constitución Nacional, es la concreción de un "proceso premeditado" que viene desde el año 1999, en la Comisión de Defensa de la Asamblea Nacional Constituyente, con la inclusión en la Carta Magna del actual contenido del artículo 326: "la seguridad de la Nación se fundamenta en la corresponsabilidad entre el Estado y la sociedad civil".Más allá del ciudadano
Para Franco Munini, autor del artículo Pueblo en armas, ciudadano consolidado publicado en la revista ÁmbitoCívico-Militar, habría que "examinar muy bien el momento histórico en el que fue escrito el Convenio de Ginebra y ver hasta qué punto puede extenderse su contenido en la actualidad, pues las condiciones pueden ser totalmente diferentes".
Advierte que en los "países avanzados" el servicio militar es obligatorio y la población civil lo asume como "una fase de la vida, donde le enseñan el deber que tiene para con la nación". Partiendo de ello, plantea la necesidad que existe de hacerle entender al ciudadano que "su rol va más allá de ejercer el voto cada seis años y de pagar los impuestos". "El criterio del ciudadano-soldado, partícipe de los procesos de defensa, toma un aspecto más amplio", acota.
Considera que "la visión de sociedad estratificada en gobierno/fuerzas armadas/población civil debe ser sustituida por una percepción de pertinencia y pertinencia colectiva, donde las pasiones políticas y apetitos personales sean superados por un sentimiento de soberanía irrenunciable".
Insta a la opinión pública a visualizar a la Milicia más allá del rol que tendrá en un conflicto armado y adelanta que pudiera generar un impacto positivo en la contraloría social.
"Dado que no estamos en situación de guerra, es lógico que el componente Milicia Nacional, el ciudadano-soldado, tenga que enfocarse en la atención de los problemas que nos afectan en tiempos de paz, que puedan dañar severamente la construcción del Estado, como la corrupción, la delincuencia, la construcción de un sistema de valores que desplace los antivalores hedonistas y capitalistas", ejemplifica Munini, quien al final de su artículo señala que la meta "es sencilla de definir: un ejército de 26 millones de venezolanos leales y dispuestos a la entrega total, al servicio de la defensa y del bienestar colectivo".
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