jueves, 12 de julio de 2007

Así nos vió un mexicano.... gracias.

Desde la cima del cielo
Aquiles Castañeda Bohmer


Casi es hora de regresar a casa, de empacar y comenzar más tarde lo que sea que venga después de la Copa América.

Tengo tres semanas recorriendo Venezuela, conociendo personas buenas y tratando de encontrar la forma de integrar a mi vida a la gente talentosa y amable que he conocido en este viaje. Estoy convencido de que no hay mejor manera de conocer un país que estando en él, recorrer sus calles, sus carreteras, entrometerse un poco en su vida, su política y su historia.

Sin duda sé un poco más de este sitio, he aprendido mucho y confirmo que Hugo Chávez está generando una incertidumbre que pronto será caótica para lo poco que queda del sector empresarial privado en esta parte del mundo. Ahora Chávez va por la nacionalización de la educación y seguirá nacionalizando lo que le dé la gana, uno a uno, los sectores estratégicos para ser dueño de todo, con ello quiere apoderarse también del conocimiento, la historia y las conciencias. Perverso.

Aquí hay dos tipos de venezolanos, los que quieren a Chávez y los que lo odian, no hay espacio para la medianía de convicciones, y el miedo ha provocado que muchos mantengan su ideología política opositora oculta debajo de la franela roja, color tema de su represor gobierno.

Hoy Hugo Chávez está escondido, no quiere que ningún medio extranjero perciba la realidad que vivirán los venezolanos cuando termine la Copa América, no se ha enlazado una sola vez en cadena nacional para hablar por horas y horas de todo y nada, para amenazar como suele hacerlo.

Esta mañana, Gustavo Marcano, Alcalde emanado de un partido opositor de la Municipalidad de Lechería, ciudad que hospedó a la Selección Mexicana, pretendía entregar las llaves de la ciudad al Director Técnico Hugo Sánchez, el paso le fue impedido por un militar, y es que Chávez entrenó bien a su ejército lacayo. Los mexicanos hemos sabido expresar nuestro apoyo a la libertad cantando lo que ellos cantan y manifestando que no queremos un gobierno como éste en ningún país de América Latina: -¡y va a caer! ¡y va a caer! ¡Este gobierno va a caer! El cántico es común en los estadios y lugares públicos; pero es sólo eso, un cántico que sirve para desahogar la rabia.

Globo visión, la cadena de televisión venezolana independiente, ha hecho frente al gobierno mediante una campaña de difusión que muestra de distintas formas los actos represivos del dictador, y como es de esperarse ya fueron advertidos, en poco tiempo presenciaremos desde lejos otro acto en contra de la libertad de expresión y con ello millones de voces apagadas.

La política es un tema de todos los días para esta gente, se discuten puntos de vista y la polarización no produce violencia, al menos no de momento. Hay gente convencida de que Venezuela tenía que llegar hasta este punto, saben que falta poco para tocar fondo, y que después de eso las conciencias pueden despertar para que el diálogo se transforme en la actitud que necesitan para el cambio. Casi todos los países que hoy protagonizan la economía y el desarrollo del mundo sufrieron alguna vez una desgracia de la que aprendieron y resurgieron como el ave fénix, de las cenizas, ¿Cómo saber que se ha llegado al fondo? ¿Cuánto tarda un pueblo en darse cuenta?

A pesar de su Presidente, Venezuela es un país maravilloso, de esos que cuesta trabajo dejar atrás. Muy cerca de este lugar (el hotel "Punta Palma", donde me hospedo y se hospedó la selección) se encuentra el cerro "El Morro", una montaña, un mirador desde el que se puede ver el mar abierto y los barcos petroleros que diariamente cruzan el océano, desde otro lado de esta cima del cielo se observan tres ciudades, Lechería, Barcelona y Puerto La Cruz, un poco más abajo está El Fortín de la Magdalena, desde esta pequeña fortaleza se vigilaba la ciudad para evitar invasiones, hoy subí otra vez, tratando de encontrar la tranquilidad que necesito para escribir estas líneas y después de ver el mundo desde aquí y pensar en los rostros y la sonrisas de las personas que he conocido, me da rabia pensar que estén destinados a vivir en medio de la incertidumbre, del miedo y la opresión de un dictador como Hugo Chávez.

Casi es hora de regresar a casa, y sería injusto hacerlo sin despedirme y agradecer a la gente que ha hecho posible que nuestra estancia fuera mucho mejor de lo que teníamos previsto, esta gente lo ha cambiado todo:

María Eugenia: gracias por tus atenciones, nos hiciste sentir en casa todos los días. ¿Oihte?

JJ: Gracias por todos los consejos, me parece que serán negocios muy productivos.
Will y Lucía: Maru los va a extrañar mucho, pero es momento de aprovechar las oportunidades porque la juventud se va de prisa.

Tatiana: escucho lo que dices, pero nunca te voy a hacer caso, gracias por escuchar y estar a pesar de tu pragmatismo del que sin duda hay que aprender.

Andreína: lamento mucho tu irreparable pérdida, da gusto escucharte reír, contagias.

Gustavo: nunca abandones el objetivo, así se producen los cambios y este país necesitará muchos ajustes cuando llegue el día.

Saludos cordiales.

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