domingo, 8 de julio de 2007
RÉQUIEM POR LA PROMOCIÓN "GREGORIO MAC GREGOR"
"Una nación de guerreros y fanáticos marchando en bloque hacia adelante en perfecta unidad, pensando todos los mismos pensamientos y repitiendo juntos los mismos lemas"
George Orwell 1984
En unos pocos días, Ustedes, los que aun se mantienen como miembros activos de la Promoción Gregorio Mc. Gregor habrán llegado al fin de su servicio, y la promoción como un todo se convertirá en un grupo de oficiales retirados, grupo que cada día pasará más al olvido, y que irá disminuyendo con los años producto de la inexorabilidad de la muerte física, hasta que desaparezca definitivamente.
Sin embargo, si bien esa eventual desaparición física es inevitable no es inmediata, a menos que una muerte mucho peor, la de la condena al repudio de las generaciones futuras ya les haya ocurrido a algunos de ustedes. La muerte a la que me refiero llega no como un hecho natural, sino como producto del suicidio espiritual; es la muerte de la ética y de la dignidad personales.
¿Quienes han sido ya esos suicidas? Son aquellos cuyas propias conciencias, en la oscuridad de las noche de insomnio, y en los largos días del retiro, se convierten en las implacables jueces, en las torturadoras y verdugos, que los atormentarán y les marcarán la existencia el resto de sus vidas.
Si bien sería una temeridad nombrar a todos los potenciales suicidas, más cuando entre los cuales alguien podría decir que yo estoy incluido, si puedo identificar a tres prominentes generales de división, que por ser miembros del Alto Mando Militar, les corresponde la ineludible responsabilidad de explicar y dar cuentas por lo que ha pasado con las Fuerzas Armadas en los últimos años, y lo que como consecuencia de sus acciones u omisiones pudiera
ocurrir.
Sin duda alguna me refiero a ti, Pedro Antonio Azuaje Apitz, a ti Carlos Enrique Acosta Pérez y a ti Wilfredo Ramón Silva, pudiendo además incluirse todo un séquito de compañeros generales que al igual que ustedes, no han hecho otra cosa que ser los cómplices de la destrucción institucional de la que han sido víctimas las Armas de la República en general, y el Ejército
Venezolano, otrora "Forjador de Libertades" en particular.
Les confieso que parece que me estuviera dirigiendo a unos seres extraños, venidos de otro país, formados y capacitados en una cultura distinta, y en una época sombría; militares similares a las que estuvieron al servicio de la Alemania nazi, la Unión Soviética stalinista, o la Cuba castrista; y no, los compañeros de promoción que creía conocer y con los cuales conviví por un tiempo superior a la mitad de mi existencia.
Pues bueno, a ustedes también les llegó la hora, aunque no dudo que se encuentren dedicados en este momento a todo tipo de artimañas para destrozarse los unos a los otros, en un todos contra todos, tratando de obtener para sí mismos la bendición y las prebendas de Hugo Rafael, y
convertirse así el triunfador, en el posible sustituto de Raúl Isaías Baduel
como ministro de la Defensa, y por ende con un ascenso casi seguro al ya prostituido grado de General en Jefe.
Es en este sentido, que aprovecho esta oportunidad para hacer algunas referencias, y que sean ustedes mismos, y todo aquel que lea estas líneas, quienes juzguen si ustedes forman parte de esos suicidas y por consiguiente los destructores institucionales a los que hice referencia un poco más arriba. Es más, para resaltar tan ignominiosa situación, acoto un escrito que todavía se aprecia en el tope de las arcadas que constituyen los pórticos de los viejos cementerios de provincia: "Pasaron como las sombras".
Su interpretación es lúgubre, ya que los que pasan por esos en vía a su última morada, no van, sino que los llevan, y lo hacen en el más absoluto silencio, totalmente incapaces de evitar el destino final que les espera.
Hablemos del proceso de politización sistemática a la que están siendo sometidas las Fuerzas Armadas, proceso del cual ustedes no son sólo responsables, sino también cómplices y ejecutores. Este proceso, cuyo gestor no es otro que el propio Hugo Rafael, conlleva la destrucción de la institución profesional y su transformación en una montonera politizada.
¿Dónde quedó aquello del carácter apolítico de las Fuerzas Armadas, establecido diáfanamente en el artículo 328 de la Constitución?, o ¿es qué para ustedes la Carta Magna es una suerte de papel sanitario? ¿Cómo explican
ustedes que sin ton ni son hayan proliferado en las instalaciones toda clase de consignas políticas: "Cuna de la Revolución Bolivariana", en la fachada de la Academia Militar de Venezuela, mayor deshonra, o "Patria, socialismo o muerte", lema vacío, cargado de resentimiento y odio, que ahora sustituye los lemas históricos e institucionales de nuestras unidades?, y para colmo
¿cómo es posible que ustedes hayan tenido el atrevimiento de ordenar la incorporación de tan grotesco lema como parte del saludo militar?
¿Cómo explican que la sacrosanta -para utilizar las mismas palabras de Hugo Rafael- figura de los cadetes esté siendo utilizada de manera descarada con fines políticos y que los cadetes intervengan voz en cuello, cantando consignas en un mitin político?
Wilfredo Ramón, que bochornosa y patética fue tu explicación cuando trataste de justificarte cuando los medios te pillaron transportando en vehículos militares a personas para que participaran en una concentración política, ¿cómo pretendías explicarte?, si fue que los siguieron hasta el mismo sitio de la concentración. Ahora, ¿quiénes eran esas personas?, ¿gente normal y
corriente pagada por algún gobernador o alcalde, o por el contrario, eran soldados disfrazados?
Les pregunto: ¿cuál es la vinculación entre las Fuerzas Armadas y el denominado PSUV? ¿Cómo explicar que el inefable General Alberto Müller Rojas, sea autoridad preponderante en la organización del partido, y a la vez se encuentre en servicio activo?, ¿no es esto una violación flagrante del artículo 328 de la Constitución?, ¿qué hicieron ustedes como miembros del Alto Mando Militar?, ¿qué hiciste principalmente tú, Pedro Antonio, si ese general está adscrito a la fuerza que comandas?
Pasemos ahora a la perniciosa relación que existe con el Régimen del genocida de Fidel Castro. ¿Cuál es el grado de compromiso personal que Hugo Rafael tiene aquí? Les pregunto esto, porque él mismo declaró al lado del lecho del convaleciente Fidel Castro, que visitarlo era para para él algo tan especial que "...Ni siquiera cuando visitaba a mi primera novia..." Esas palabras, la ambivalencia de las expresiones, los requiebros y los ademanes de Hugo Rafael -que para que no hayan dudas están palmadas en un video-, son altamente comprometedoras y sospechosas, más cuando provienen de un hombre, y se refieren a otro hombre. Un análisis somero de su contenido da cuenta de que entre ellos dos hay algo que trasciende la relación normal entre dos
mandatarios amigos.
¿Pero que se deriva de esta obscura relación? ¿Es que el modelo de fuerzas armadas que ustedes están considerando es el cubano? ¿Se han paseado ustedes por la historia de las fuerzas armadas revolucionarias cubanas, fracasadas en todas las empresas en las cuales han intervenido, no sin antes haber dejado toda una estela de asesinatos, destrucción y degradación de las gentes donde intervinieron?
¿Sabían ustedes que el grado de amoralidad en las fuerzas revolucionarias cubanas es de tal magnitud que en África las esposas de los jóvenes oficiales que se encontraban en el frente, y quienes a su vez eran militares asignadas a las unidades logísticas y administrativas, eran usadas como prostitutas por los altos oficiales? ¿Sabían que en caso de negarse a esa degradación humana, tanto ellas, como sus esposos podían ser víctimas severas sanciones?
¿Cómo explican ustedes que ahora el Che Guevara pueda ser objeto de estudio en nuestros centros de formación y que Hugo Rafael tenga el descaro de presentarlo como un ejemplo a emular por la juventud venezolana? ¿Sabían ustedes que el fracasado del Che era un asesino compulsivo tan desaseado que
sus compañeros no lo llamaban el Che, sino el "Chancho Guevara", porque hedía según ellos a "riñones hervidos"? Y que sea este engendro, que no es otra cosa un mito y una fotografía, con quien se pretenda reemplazar la figura histórica y genuinamente autóctona del "Centauro de los Llanos" José Antonio Páez, sólo porque Hugo Rafael en su ignorancia lo tilde de traidor.
Por favor Señores.
¿Cómo le explican ustedes al país que se haya erigido un monumento conmemorativo en honor a los cubanos invasores -específicamente al Teniente Antonio Briones Montoto-, que intentaron desembarcar por Machurucuto? ¿Cómo es posible que el promotor haya sido el Coronel y Viceministro William Izarra, y que el acto se haya realizado con una simulación del infame hecho, y que para ello se hayan empleado efectivos militares venezolanos para rendir los honores? Esto es verdaderamente inexplicable, parece propio de una película surrealista; un país rindiéndole honores a los invasores de otro país, que pretendieron en su momento implantar un régimen comunista, que asesinaron vilmente a militares y civiles nacionales y como si esto no fuera suficiente, que se pretenda elevarlos a la categoría de héroes.
Esto es inaudito.
¿Qué hay entonces de la memoria de nuestros militares Caídos en el Campo del Honor?, ¿qué hay de los soldados, gente de pueblo que rindió su vida y cuyos nombres eran dados en su honor a los Casinos de Topa de las unidades donde sirvieron?
¿Qué pasó contigo Wilfredo Ramón?, ¿se te olvidó que fuiste herido en un encuentro contra la guerrilla? ¿Qué pasó con ustedes tres?, ¿es que no se recuerdan cuando el "Morocho", el entonces Teniente (EJ) Manuel Cermeño Carvajal nos daba la orden, en aquellos días de septiembre de 1974 de "ir a buscar a la gente" y para que "montáramos la vela para emboscar a los cubanos", allí mismo en las playas de Machurucuto? ¿Se recuerdan cómo construíamos los fosos de tirador, cómo analizábamos las rutas de aproximación y cómo ensayábamos casi todas las noches la emboscada, en medio del cansancio, el sueño y los miles de zancudos? o ¿cuando patrullamos la serranía del Bachiller? ¿Con qué cara serían ustedes capaces de presentársele hoy al "Morocho"?
¿Será que ustedes sufren de un síndrome que les causa un "doblepensar" y que les hizo olvidar lo que allí hicimos?
Si hablamos de la "Soberanía Nacional" y del sagrado deber de garantizarla inherente a todo militar, ustedes vuelven a presentarse en una precaria posición, sobre todo por su sumisión a la forma como Hugo Rafael la concibe, y a la omisión de fijar posición cuando ha sido menester.
¿Cómo interpretan ustedes que Hugo Rafael tenga que salir corriendo cada vez que hay problemas en el país a consultarle a Fidel Castro?, ¿es que Fidel es el Presidente de Vene-Cuba, y que La Habana es la metrópoli?
¿Cómo aceptan ustedes que los agentes cubanos del G2 pululen por doquier y tengan acceso prácticamente irrestricto a todo, o sean ellos quienes se encarguen de funciones de alta sensibilidad y seguridad de Estado?
¿Cómo aceptan ustedes que Hugo Rafael dilapide ingentes recursos que son de todos los venezolanos, y regale cual irresponsable manirroto, dinero a cuanto "chulo" se le presente?, o ¿cuándo le otorgó a los chinos por nada a cambio, los derechos sobre las patentes y sobre la producción y comercialización de la orimulsión?
¿Cómo permitieron ustedes que Hugo Rafael tirara por tierra décadas de trabajo diplomático para lograr la aceptación internacional sobre la legitimidad de nuestra reclamación sobre la Zona del Esequibo, cuando le reconoció potestad al gobierno guyanés para otorgar libremente concesiones en dicha zona? ¿Qué hicieron ustedes cuando el Primer Ministro de Guyana les
dijo en sus propias narices, que él como jefe de estado tenía el derecho soberano de hacerlo?
¿Qué hicieron ustedes cuando el facineroso de Daniel Ortega se pronunció, aquí en Caracas, en torno a las protestas estudiantiles, algo sobre lo que él no tiene el mínimo derecho, y mucho menos la autoridad para entrometerse?
Pero eso sí, cuando Hugo Rafael tilda de lacayo del Imperio Norteamericano, de traidor, de agente de la CIA, de golpista, de fascista, o de terrorista, a todo aquel que esté en desacuerdo con la forma como él conduce el país; ustedes si están prestos a aplaudirlo, a fijar posición y a apoyarlo, sin importarles lo descabellado que pueda ser su alegato.
Hablemos para finalizar del acto del pasado 4 de febrero, y que en mi opinión constituye lo más ignominioso y grotesco de lo que tengo memoria. Nunca creí que los altos mandos militares pudieran caer tan bajo, y sentir tanto desprecio por la institución de la que forman parte al darle cabida a un acto de tal bajeza. El hecho en cuestión, es en sí mismo una apología al asesinato de personas inocentes, al golpe de estado, a la traición de los compañeros de armas y a la violación de los principios y valores fundamentales de la institución armada.
Me avergüenza que actuales generales y almirantes privilegien el culto a la personalidad de Hugo Rafael, o peor aún, que pretendan asegurar sus posiciones y los privilegios que de ellas se derivan, y que lo hagan a conciencia de que esas actitudes van en claro detrimento de la República y de la institución castrense.
En este particular a menudo me pregunto: ¿Realmente ustedes creen la sarta de incoherencias que Hugo Rafael constantemente dice? o ¿simplemente lo hacen para mantener sus posiciones?.
Resulta inconcebible el comportamiento exhibido por los que actualmente se encuentran en los altos mandos militares. Sólo hace falta recordar que el 4 de febrero o el 27 de noviembre de 1992 la mayoría de ustedes ocupaba cargos de comando en los niveles intermedios de la organización, y no es de extrañar que algunos hayan participado en las acciones para repeler dichos intentos de golpe de estado. Quienes estando en la Guardia de Honor, sufrieron en carne propia los ataques arteros, e inclusive presenciaron la muerte de sus compañeros de armas; soldados en su mayoría, gente de pueblo que fue vil y cobardemente asesinada, y en el caso de los que acompañaron a Hugo Rafael en su aventura, engañados por quienes los comandaban y los
obligaron a delinquir.
Como deberían recordar, en aquel entonces la abrumadora mayoría de los miembros de las Fuerzas Armadas y el pueblo venezolano en pleno, repudiaron el golpe de estado, aun con los desaciertos del gobierno de CAP. Esta actitud general de la ciudadanía fue la que constituyó la causa fundamental
por la que los alzamientos fueron rápida y decididamente sofocados. Esta indiscutible verdad hecha por tierra el alegato de Chávez de que este fue un "acto de pueblo" ¿Cuál pueblo?
¿Cómo pueden ustedes haber permitido que se mancillar la memoria de los militares y civiles abatidos por las armas asesinas de los alzados? ¿Cómo pudieron permitir, o peor aún, promover que las Fuerzas Armadas participaran en un acto que en sí mismo es contrario la naturaleza misma de la institución, y como si esto no fuera suficiente, hacerlo con una pompa que
eclipsa los actos del 5 de julio o del 24 de junio? ¿Será que esas y otras echas históricas, por no tener ya trascendencia "revolucionaria", serán eliminadas del calendario, en la medida que el "Proceso Bolivariano" invente su propia historia?
La celebración del 4 de febrero por ya institucionalizada "Oligarquía Revolucionaria" constituye una canción fúnebre que presagia su propia destrucción. ¿No se dan cuenta que si hacemos un análisis introspectivo del Chavismo, sobre la base de las proposiciones con las cuales los "golpistas del 4 de febrero y del 27 de noviembre de 1992" se autojustifican; podemos
fácilmente apreciar que hoy existen más razones que antes para la protesta
popular?
La cruda realidad nacional, en conjunción con la exaltación que del golpe de estado se hace, puede estar sembrando en la oficialidad joven -privada desde hace ocho años de los principios y valores propios de una fuerza armada moderna y profesional al servicio de los intereses de la República-, el germen del "golpismo", como vía legítima para resolver los problemas que
causa un pésimo gobierno, como lo es el actual.
Como golpista que es, Hugo Rafael no tiene el estatus moral para juzgar, ni repudiar a alguien que sea o se comporte como él.
Hugo Rafael y sus acólitos han tenido la desfachatez de calificar el 4 de febrero como el "Día de la Dignidad". Cuando oigo tamaña blasfemia me compadezco de la memoria de Simón Bolívar, cuyos restos en reacción, se deben estremecer de indignación dentro del sarcófago que los guarda en el Panteón Nacional.
El pase a retiro de ustedes no constituirá el tradicional "adiós a las armas", sino que será el presagio de una penosa agonía; que terminará, con mucha más pena que gloria. Sinceramente me causan pena, y no dudo que se harán merecedores en un futuro cercano del repudio nacional, eso, sin contar las consecuencias personales que acarrearan, las cuales en este momento no
me atrevo a vaticinar.
Fui dado de baja por medida disciplinaria, en otras palabras "por mala conducta" en mayo de 2003, les manifiesto que no me arrepiento de lo que dije en ese momento. Para los que no lo saben, en una misiva comparé al Alto
Mando de la época con los militares bananeros típicos de los seudo-estados donde las instituciones no son otra cosa que una burda careta. ¿Qué calificativo tendría que usar si tuviera ahora que referirme a ustedes?.
¡DIOS los perdone, porque el Pueblo venezolano no lo hará!
Atentamente,
FRANCISCO V. USON R.
Preso Político y Prisionero de Conciencia
Ramo Verde, 19 de Junio de 2007
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