lunes, 4 de junio de 2007

"Yo gritaba que estaba herida pero ella me seguía disparando" -

El Universal

San Antonio.- Con 19 años y la carrera avanzada en Comunicación Social en la Universidad Católica Santa Rosa,Cintia Menéndez esperaba por la nacionalidad de sus hermanitos, para marcharse junto con su madre a España.

El pasado martes 29 de mayo el sueño de alcanzar un futuro fuera del país quedó frustrado temporalmente al ser detenida durante tres días en la comisaría de Polimiranda en Los Teques, pues durante los próximos seis meses tendrá que acudir al Tribunal Primero de Control a presentarse en su carácter de imputada por delito contemplado en el artículo 357 del Código
Orgánico Procesal Penal.

La joven regresaba de la sede estudiantil, ubicada en Caracas, y como el transporte no pudo alcanzar la redoma de San Antonio, se vio obligada a desembarcar en la parte baja del puente que comunica a la localidad con la carretera Panamericana. Cuando alcanzó las inmediaciones de la Alcaldía de Los Salias se vio perseguida por dos funcionarias de la Policía de Miranda, quienes le ordenaron soltar su morral, tirarse al suelo y ponerse las manos en la nuca. A pesar de haber seguido las instrucciones, Cintia sintió el impacto de 47 perdigones en la pierna izquierda.

"Yo le gritaba a la mujer policía que estaba herida y que necesitaba avisarle a mi mamá. Pero ella me gritó varias groserías horribles, me empujó y siguió disparándome para que me callara la boca. Ninguno de los detenidos estábamos en los disturbios, pero ellas insistieron en que
teníamos piedras y a pesar de que no me consiguieron nada me apresaron como a una delincuente. Hubo un muchacho que estaba tirado en el piso con los brazos estirados y uno de los policías le pasó por encima la rueda de su motocicleta" , relató la joven.

Según comentó la víctima, todas las veces que intentó llamar a su madre recibió empujones y golpes de parte de las policías que la trasladaron a Los Teques. "Opté por dejar el teléfono encendido para que mi madre pudiera escuchar los gritos y supiera o grabara lo que estaba pasando", relató Cintia.

Cintia del Valle Leal, madre de la joven y también abogada asegura que escuchó cuando su hija dijo que estaba herida. A pesar de que solicitó estar cerca de ella para auxiliarla, le fue negado el derecho e incluso le fue restringido el acceso al lugar de atención médica, en momentos cuando
recibía el curetaje.

"En la noche logré ingresar al Iapem y llevarle una muda de ropa. Una vez que se puso la otra ropa, una de las policías hizo un intento por quitarme la prenda ensangrentada, quizás para ocultarla". AG

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